Hola. Estoy vivo, solo algo atareado. Desde la semana pasada, la presencia de Roberto Gómez Bolaños (Chespirito) atrajo la atención de las cámaras de televisión, la radio y prensa escrita. El ídolo de multitudes está de gira y nos ha venido a visitar. Desde el 8 hasta el 26 de julio en el Teatro del Colegio San Agustín, el gran maestro, Chespirito, los entretendrá con la obra "11 y 12". No me convenció lo que dijeron en Prensa Libre acerca del significado del título de la obra (para mayores de 11 y 12, ¡bah!); por ahí me dijeron algo más probable e irreverente, demasiado maleado para ponerlo aquí por respeto, tal vez ya lo dijeron.
Los reportajes no se hicieron esperar durante todo el fin de semana. Y no me importa si Chespirito haya trabajado para narcos (Carlitos Villagrán, fuck off esta vez, aunque te estimo mucho también); no me importa que haya colaborado con la maquinaria conservadora mexicana durante las elecciones para hablar del candidato López Obrador como "un peligro para México" (el Carnal de las Estrellas siempre presente); no me importa su postura en contra de la ley del aborto; e incluso menos que tenga una concepción muy ligera de la Guernica. El Chavo del 8 y el Chapulín Colorado, hijos de este gran maestro, han alegrado a muchas generaciones de Latinoamérica, retratándo a ésta cómicamente, y basta con eso para estarle agradecido de por vida.
Y Chespirito tiene para rato, estimado Jorge Calavera, porque sus chistes nunca pasarán de moda aunque eso te joda, porque lo sé, es estúpido reirse de lo mismo (ahí conviene ver a los Simpsons, no me jodas que no te gusta tampoco), de los mismos capítulos, a pesar de que lo traiga Televisa y el rollo ya mencionado. Y entonces, ¿por qué nos reímos?, porque todavía muchos de nosotros tenemos un niño de 8 años, que reaparece ni bien empezamos a divisar la Vecindad.
¡Gracias, Chespirito!
Los reportajes no se hicieron esperar durante todo el fin de semana. Y no me importa si Chespirito haya trabajado para narcos (Carlitos Villagrán, fuck off esta vez, aunque te estimo mucho también); no me importa que haya colaborado con la maquinaria conservadora mexicana durante las elecciones para hablar del candidato López Obrador como "un peligro para México" (el Carnal de las Estrellas siempre presente); no me importa su postura en contra de la ley del aborto; e incluso menos que tenga una concepción muy ligera de la Guernica. El Chavo del 8 y el Chapulín Colorado, hijos de este gran maestro, han alegrado a muchas generaciones de Latinoamérica, retratándo a ésta cómicamente, y basta con eso para estarle agradecido de por vida.
Y Chespirito tiene para rato, estimado Jorge Calavera, porque sus chistes nunca pasarán de moda aunque eso te joda, porque lo sé, es estúpido reirse de lo mismo (ahí conviene ver a los Simpsons, no me jodas que no te gusta tampoco), de los mismos capítulos, a pesar de que lo traiga Televisa y el rollo ya mencionado. Y entonces, ¿por qué nos reímos?, porque todavía muchos de nosotros tenemos un niño de 8 años, que reaparece ni bien empezamos a divisar la Vecindad.
¡Gracias, Chespirito!
1 comentario:
En esta ocasion les taremos un capitulo llamado: "No es lo mismo la bomba de agua que, aguas con la bomba!"
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