En relación presencial, cara a cara, uno puede soportar a otro ser humano dos o tres horas seguidas; y tres o cuatro si éstas no son seguidas, sino espaciadas. Esto rige para las relaciones normales y cotidianas con familiares, amigos y parejas estables. No rige para las relaciones especiales y desorganizantes en que hay pasión, deslumbramiento, admiración, obstinación, arrebato, obcecación y frenesí; verbigracia, el enamoramiento, que implica un régimen atencional completamente anómalo. Tampoco rige para los casos de seres humanos aburridos y patéticamente desprovistos de vida interior que se reúnen horas de horas para mitigar su tedio.
Don Miguel de Unamuno, en su ensayo "Leyendo a Flaubert", dice: "Me ocurre lo que al pobre Flaubert: no puedo resistir la tontería humana, por muy envuelta en bondad que aparezca. Prefiero al hombre inteligente y malo que al tonto y bueno." Y Friedrich Nietzsche, en Ecce Homo, se expresa así: "El trato con seres humanos es para mí una prueba nada pequeña de paciencia." En resumen, hay que tener mucha paciencia y tolerancia y un extraordinario aguante para soportar a los seres humanos.
Don Miguel de Unamuno, en su ensayo "Leyendo a Flaubert", dice: "Me ocurre lo que al pobre Flaubert: no puedo resistir la tontería humana, por muy envuelta en bondad que aparezca. Prefiero al hombre inteligente y malo que al tonto y bueno." Y Friedrich Nietzsche, en Ecce Homo, se expresa así: "El trato con seres humanos es para mí una prueba nada pequeña de paciencia." En resumen, hay que tener mucha paciencia y tolerancia y un extraordinario aguante para soportar a los seres humanos.
Marko Aurelio Denegri o El Teléfono Malogrado
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